Yo vivo en Sitges, mis vecinos son gays, tengo amigos gays y mi mujer vive, en parte, de la comunidad gay, con esto quiero aclarar que no es un post ofensivo hacia el colectivo homosexual. Dicho esto vamos al tajo: del 9 al 13 de julio en Sitges celebran la I Gay Pride, hasta aquí no pasa nada raro ya que en nuestro pueblo convivimos heteros con homosexuales de manera liberal y natural, pero cuando hablamos de casi 1.000.000 de personas la cosa cambia de manera sustancial. Un millón de locas sueltas pueden ser peligrosas para la salud de los sitgetanos, es más, cenando el sábado pasado con unos amigos, me comentaron que se cogían estos días de vacaciones para marcharse a Finlandia (casi nada) de vacaciones. Bares, discotecas, tiendas, hoteles, todo, absolutamente todo estará ocupado por gays del mundo entero. Claro, se habrán picado con los de Madrid (como siempre) invitando a los gays israelitas para joderlos, algo había que hacer, no?
Eso me recuerda la vez que fui al congreso de Icograda en Punta del Este, Uruguay y los uruguayos nos miraban feo hasta que les dijimos que éramos cordobeses, no porteños. El congreso duraba toda una semana y el viernes por la tarde, cuando Punta se llenó de argentinos venidos de la Capital con sus cuadris, sus cochazos, sus bocinazos, entendí perfectamente por qué y a qué tipo de argentinos odiaban los uruguayos. Y casi pido cambio de nacionalidad.
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