No sabéis lo que me ha costado volver a escribir en mi blog, llevo días de cambios, cambios que muchos ya conocéis. Este artículo seguramente cogerá un aire un poco más serio de lo habitual, pero el momento lo requiere. Lo he pasado mal, muy mal, de hecho sigo estando tocado, y todo por qué?................ porque la empresa donde trabajaba dice que la crisis le ha afectado de manera tan cruel que no puede ni pagar mi sueldo, o sea, a la puta calle, después de 22 años me lo sueltan así, zas!! en toda la boca, sin paños calientes, sin tapujos, sin sentimientos, sin piedad, sin ni siquiera escrúpulos, me lo dijeron con cara de besugo, sin mover una pestaña jodidamente retocada por algún centro Llongueras de la zona alta de la ciudad. Pero ahora ya importa poco mi "antiguo" trabajo, me la suda vamos. He tenido la suerte en esta vida de tener amigos, de los caros, de los que cuesta de encontrar, de los que te quieren y ayudan cuando los necesitas. Dentro de este reducido pero selecto grupo de amigos tengo uno que me esta echando un cable, el cabrón es generoso y amable a partes iguales, y a él (de ahora en adelante) se lo debo todo.
Mi segunda vida empezó un triste 2 de noviembre donde en un sólo día pasaron cosas tan fatales que ni el mejor guionista escribiría para una película de Oscar.
Soy un tipo optimista y echado pa' lante y eso (creo) me salvara el culo, pero las cosas han cambiado, quizás para mejor, tiene que ser para mejor por cojones, fijo. Lo bueno de todo esto es que estoy conociendo a las mentes creativas más ilustres de este país, tomo café con ellos, charlo, compartimos opiniones, criticamos, hacemos lo que buenamente podemos y poco a poco nos vamos cayendo bien, y eso, el día de mañana me dará de comer.
Estas han sido unas líneas escritas con el corazón, la aorta, femoral, el hígado y el hipotálamo, no quiero esconder mi estado de ánimo, porque lo que es, es.
Marc Elias
Director de Arte a tiempo parcial, el resto del tiempo me rasco los webos
